¡Pasen! ¡Pasen! Pasen y vean y contemplen, respiren e inspiren, toquen y acaricien, degusten y saboreen, estamos en Almagro.
Espectáculo para pequeños y grandes, niñ@s y jóvenes, mujeres y hombres, abuel@s y viej@s, trabajadores y jubilados, estudiantes y eruditos tanto como sabiotes y sabiondillos, enamorados y enamoradizos, crédulos y no creyentes…, todos, todos están invitados al mayor entretenimiento del mundo: la HISTORIA y el PATRIMONIO.
No se queden en las puertas de la ciudad, adéntrese dentro de lo que fue su recinto amurallado. Acérquense y paseen por sus calles y callejones, plazas y plazuelas; por sus empedrados y adoquines, cementos y alquitranes; fachadas blancas y menos blancas, con Cemento Pórtland o monocapas; forja en rejería o hierro colado en otras, escudos y blasones, decoración barroca y lenguaje artístico engalanando portadas; dinteles de piedra o madera, jambas de machones de ladrillo o piedra ricamente labrada, arcos de medio punto en ladrillo y arcos inventados. Aleros adintelados, dientes de sierra, pecho paloma, canalones de cinz o aluminio con gárgolas más o menos espantadizas; teja curva árabe vieja, teja mixta y menos mixta. Todo esto y más, estamos en Almagro.
No se asusten, ni atemoricen, ni impresionen, ni emocionen vivimos en la historia y con el patrimonio.
Muralla ya desaparecida pero oculta en algunos puntos, puertas que abrían y cerraban la ciudad: Villarreal, si llegábamos del barrio nuevo de la morería o Ciudad Real o del camino a Calatrava la Vieja; de Granada, si nuestro destino o venida era el sur de las Españas; de Valenzuela, si conducíamos hacia el este, o hacia el oeste por la puerta del Salvador.
Calles y callejuelas que nos penetran y conducen hacia el mismo lugar, el centro de la ciudad, la Plaza Mayor, donde desde antaño se vienen celebrando todos los hechos y sucesos, buenos y malos, divertidos y molestos, más serios y solemnes, que acontecen en la ciudad: mercados, ferias, teatros, corridas de toros, entronizaciones y coronamientos, discursos y pregones…; donde desde antaño se aúnan los poderes que regían la ciudad: la iglesia con la ya desaparecida Iglesia de San Bartolomé y el Ayuntamiento, y en una ciudad como ésta, el gobierno de la muy noble y leal Orden Militar de Caballería de Calatrava identificado en los Palacios Maestrales, hoy Museo Nacional de Teatro.
¡Recen! e ¡Imploren! y ¡Rueguen!, estamos en una ciudad religiosa. Ermitas e Iglesias, Conventos y Monasterios jalonan los caminos y calles que nos conducen hacia el centro: Ermita de San Pedro y Santiago y Monasterio y Colegio Nuestra Señora del Rosario de la Orden de Predicadores al norte, al sur Ermita de la Magdalena y Convento de Santa Catalina de la Orden de Franciscanos Descalzos (hoy Parador Nacional), al este Monasterio de la Asunción, al oeste Ermita de San Ildefonso.
Ya dentro de rondas o paseo de ronda, ¡Oren!, ¡Imploren!, ¡Supliquen!, en la Iglesia de San Bartolomé del antiguo Colegio de Jesuitas, Iglesia de Madre de Dios, en la Ermita de San Blas, en la Ermita de Santa Ana, en los antiguos conventos de San Agustín y Monasterio de la Concepción Bernarda, o en el actual convento de clausura de la Encarnación.
¡Saluden!, ¡Descubran! las casonas de viejos ricos hommes ya sean los Rosales o los Robles Villarreal o de Don Jerónimo de Ávila Medrano, o de los Oviedo, o los extranjeros asentados aquí Fugger, Wessel y Xedler o Caballería; o viejos linajes ennoblecidos de los Marqueses de Torremejía y de los Condes de Valdeparaiso. Hoy palacios y palacetes, casas y casonas, pisos y apartamentos habitados por los López, González, Gutiérrez… o deshabitados y en estado semiruinoso.
Y en este espectáculo mayor del mundo, ¡Visite! pero no permanezca ni pernocte en nuestros Hospitales: Hospital de San Juan de Dios, hoy Centro de Arte Contemporáneo y teatro al aire libre antaño bodega; Hospital de la Orden de Calatrava, hoy vivienda particular; Hospital de los Caballería, hoy casa personal.
¡Contemple! y ¡Descubra! la antigua cárcel hoy Centro de Salud y el pósito hoy Correos. Divergencia, no, sino convergencia.
Y si quiere reír, llorar o pasar indiferente ¡Pasen! y ¡Vean! y ¡Disfruten! del único, del inigualable Corral de Comedias donde actrices y actores, vestuarios y mobiliario nos transportaran al Siglo de Oro Español, donde escucharemos a Lope de Vega, Calderón, Quevedo, Cervantes, Tirso de Molina… o acérquense al Teatro Municipal donde actrices y actores, vestuarios y escenografías nos invitarán al viaje de la imaginación o de los sueños, a visitar lugares y espacios donde personajes que somos o nos harán ser pasearemos por doquier.
Pero sobre todo, no dejen de hablar, conversar, dialogar, discurrir, pasear, recorrer y escuchar, sentir y percibir a sus gentes, ya sea un Diego de Almagro o una Encajera. Esas gentes que son el presente de este rico pasado, que son la historia y el más rico patrimonio que conservamos.
Gentes anónimas o no tan anónimas algunas, que son orgullosas de lo que fueron y de lo que hoy día son.
Gentes con historia y patrimonio.
¡Pasen! ¡Pasen! Pasen y vean y contemplen, respiren e inspiren, toquen y acaricien, degusten y saboreen, estamos en Almagro.
Autor: Isidro Gregorio Hidalgo Herreros